La sociedad disciplinaria es aquella sociedad en la cual el comando social se construye a través de una difusa red de aparatos que producen y regulan costumbres, hábitos y prácticas
productivas. La puesta en marcha de esta sociedad, asegurando la
obediencia a sus reglas y a sus mecanismos de inclusión y / o exclusión,
es lograda por medio de instituciones disciplinarias (la prisión, la
fábrica, el asilo, el hospital, la universidad, la escuela, etc.) que
estructuran el terreno social y presentan lógicas adecuadas a la “razón”
de la disciplina. El poder disciplinario gobierna, en efecto,
estructurando los parámetros y límites del pensamiento y la práctica,
sancionando y prescribiendo los comportamientos normales y / o
desviados.
Es ese sentimiento de pertenencia común en cuanto a sentirse incluído dentro de un conjunto de personas que buscan un objetivo específico. Para este ser, es impresindible ser acatador de ordenes y ejercerlas con eficacia; pues para el es lo que representa el sí mismo, además le cree como origen del orden y todas sus variantes.
El ser perteneciente a una sociedad disciplinaria no es factible para la mente. En algún momento llegará ese sentimiento de descubrimiento del yo mismo, de descubrirse y sentirse el protagonista de la historia, ser su propio jefe.
Ese sentimiento de autocontrol y disciplina, es lo que ha conducido al ser humano al desarrollo del capitalismo, y como dejar las ataduras y el control impuesto de algunos que se creen superiores. Ser el autor de tu propia historia.
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